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Mostrando entradas de febrero, 2007

Acelgas

Estaban un día Calímaco, Demetrio y la desventurada Hipatia haciendo fichas documentalísticas en la sala de lectura de la Biblioteca de Alejandría cuando de repente les empezó a oler a papiro quemado. Alarmados, corrieron a buscar el origen del fuego, pues una biblioteca es especialmente sensible a los incendios, y vieron que Acelgas, el insigne inventor de las gafas de culo de vaso, estaba preparando una barbacoa, y era tan hábil que había necesitado utilizar toda la obra de Sócrates y parte de la de Platón hasta que había conseguido que prendiese la leña. Acelgas, que era muy avispado, empezó a explicarse atropelladamente para evitar que le diesen una colleja: «No os preocupéis, hermanos, que nada se ha perdido. He descubierto un artefacto por el que seré recordado por todos los hombres de todas las edades y que me llevará a la eternidad. Gracias a él he conseguido almacenar en esta caja todos los rollos de papiro que poco a poco se desintegraban en la infinidad de salas de est

Shiny Happy Me

Miel desde las tumbas

Una nube de etiquetas y categorías revolotea sobre la concepción errónea de la situación. Así, un observador que no esté en posesión de todos los datos puede confundir el medio con el mensaje. Para complicar más las cosas, en este caso el mensaje es la persona receptora en sí misma. Ausente, sí, pero no tanto. El mero hecho de aclarar (¿¿¿???) esto por escrito trivializa el mensaje, convirtiéndolo en algo mundano y alcanzable, cosas ambas que ciertamente no es. Así que hasta luego.

Anhídrido carbónico

When there's nothing left to burn, you have to set yourself on fire.