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Mostrando entradas de noviembre, 2005

The church of what's happening now

El silencio entre canciones... ...y el de los corderos. El vapor, la gasa, el humo. El rojo y el blanco. La interrupción súbita, el infarto leve. El latido que me salté. La repulsa del asiento... ...y la del entumecimiento. El núcleo duro. El f*** seco. Yo, mi, me. Átono.

En verso libre:

Unos truenos terribles rompen el silencio de Viena mientras cae sin querer la nieve.

Di simplemente que es preciosa

Luego, un día, te levantas por la mañana y te das cuenta de que eres amigo de alguien a quien no conoces, alguien de quien te estas enamorando y que nunca podrá darse cuenta porque siempre terminas haciendo el ridículo, eso si, haciendo reír; eres el payaso ideal, el amigo gracioso que tiene gracia. Sin embargo tienes que estar contento, por lo menos no eres el amigo gracioso que no tiene ni puta gracia. Intentas bailar cerca de alguien que esgrime una preciosa sonrisa, sin saber que realmente estas enamorado de sus ojos y su cabello y… te traicionas. Acabas cerrando los ojos e imaginándote solo, en una oscura habitación pero, no dura mucho. Ella se acerca, te roza y despiertas. Todo es tan embriagador… cada gesto, incluso el más ínfimo, te absorbe y empiezas a estar en una realidad de ensueño, solo tu encuentras sentido a los movimientos de su cabello, solo tu encuentras sentido a la existencia del mundo… y entonces te sientes feliz.

Now that (all of) you are (not) here...

Be kind to me. Or treat me mean. I'll make the most of it, I'm 'n 'xtraord'nary machine.

El Cinéfilo

El cinéfilo es un tipo esquivo que ama la oscuridad y que malgasta sus días en el asombro perpetuo de la última sesión. Al cinéfilo, cuya dedicación se relaciona vía sufijo con actividades poco edificantes y no muy bien vistas socialmente, se le identifica porque desaparece al entrar en una sala de cine. Desconfíen ustedes de quienes se llaman cinéfilos y salpican la proyección con un extasiado “¡oh!” ante el delicuescente cromatismo de una escena o con un mohín de desprecio ante una secuencia de sanguinolenta catarsis. El cinéfilo no habla con su vecino de butaca ni toma notas. Su actitud se parece a la de aquellos niños enfermizos y flacuchos a quienes sus padres amenazaban imperturbablemente con un sinóptico “come y calla”. El cinéfilo de verdad mastica el celuloide y luego, si acaso a la hora de la digestión, piensa durante un rato sobre lo que ha visto. Pero tampoco conviene pensar mucho en las películas, porque si no corre uno el riesgo de ponerse un bacín a la cabeza y liarse a

Llamamiento solemne

Doctor P. Hurensohn, Mag.Phil., Alto Representante de la Isla Gilipollas ante las Naciones Unidas: En el Parlamento de la Nación gilipollense acordamos hace tiempo cumplir el protocolo de Kyoto. En consecuencia, y dado que no padecíamos de la nociva lacra del humo del tabaco, prometimos evitar en todo lo posible la expulsión de ventosidades tóxicas a la atmósfera (reitero: en todo lo posible, por favor, no se muestren muy severos con nosotros en ese aspecto). Asimismo, dimos nuestra palabra de entregar el 0,7% de nuestro PIB a los países pobres. Gracias a nuestros ciudadanos, tres cuartos de una persona poseen algo con que cubrir su desnudez en Somalia y en Bangladesh doce familias tienen la oportunidad de leer 127 páginas de El hobbit. Hasta ahí siempre habíamos actuado confiando en la infalibilidad de la comunidad internacional. Cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que durante el pasado mes el nivel del mar engulló un islote integrante del territorio nacional, notable por su valor