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Mostrando entradas de septiembre, 2007

De nada en especial

Como antiguamente, la compuerta de las tonterías y de las Cosas ha vuelto a abrirse, aunque la monotonía, los elementos externos y el cambio climático están secando su cauce. Ha engordado un poco, así que no resistirá mucho tiempo abierta, pero de momento ha dejado salir una docena de inquisidores armados e intolerantes dispuestos a conquistar el mundo y una escuela de filósofos epicúreos que se dicen "gala" unos a otros para alcanzar el éxtasis. Son buena gente, no los maltratéis. Quizás después de su paso por la tierra empiece por fin a llover.

Tahiti

S. medita acerca de su existencia, encadenando pensamientos alrededor de un concepto racionalista que le llena de esperanzas, en plural. Porque ella existe como forma de pensamiento, y es coherente y hasta cierto punto consciente de su propia existencia, definida por un conjunto de normas que evidentemente la convienen, pero que no por ello dejan de ser válidas. Su existencia no es física (tampoco es que haga mucha falta), pero está firmemente anclada en la realidad. Y le entristece el hecho irrefutable de que todo aquello que tiene la capacidad de afectarla de alguna manera forme parte intrínseca de su ser y de su personalidad, y en esto último quizás valga la pena profundizar: S. siempre ha creído firmemente que tiene el poder de construir su propia vida, y consecuentemente a lo largo del tiempo ha elegido cuidadosamente los principios por los que ésta se rige y quién forma parte de ella. Pero al introducir elementos externos irremediablemente pierde un poco el control, y esto, si se

Escapar

Se sentía asfixiada, necesitaba correr, huir, escapar, pero estaba sola. Miles de recuerdos acudían a su mente, fracciones de segundo que dejaban un dolor amargo y duradero. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Apenas tres años. Aquella insoportable vocecilla siempre dando en el blanco, sabiendo que punto duele mas, lo coge, y juega con el hasta que te acostumbras, es entonces cuando decide pasar al siguiente. ¿Quién soy? Mejor no escuchar la respuesta, puedes escapar de esa vocecita, al principio lo creyó imposible, pero ahora… ahora todo da igual, el dolor es parte de ella, no sabría vivir sin el. Tumbada en la cama con los ojos fijos en el techo parece muerta si no fuera por un ligero movimiento del esternón. Pero ella en realidad no está aquí, como siempre y después de tres años ha aprendido a vivir en su cabeza, porque la realidad es demasiado monótona y como muy bien sabe ella eso es lo peor que puede haber. Sus pensamientos van demasiado rápido, pasan ante ella y apenas puede comprenderl