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Mostrando entradas de agosto, 2005
Nadie entró en la habitación vacía, y ésta se llenó de telarañas. La luz del día penetraba por una rendija del techo, iluminando en su trayectoria las motitas de polvo que flotan eternamente en el aire. Si algún día muero...

Instantes de la vida del hombre gato.

...tres.
schh...

Blancas y cátaros

Viejos reyes. Todo a su alrededor es griterío y juramentos de soldados, pero ellos dos se observan en silencio desde sus tronos de campaña improvisados en los extremos del campo de batalla. Uno de ellos es el soberano de la luz, con larga barba blanca y resplandeciente corona, comprada con el sudor de sus muchos vasallos; el otro gobierna en la oscuridad: es un hereje, y su religión está más perseguida que los asesinatos. Viste de negro sólo porque odia al soberano de la luz, y su corona es de cobre porque no necesita ostentaciones. Antes de iniciar la carnicería, ambos monarcas entablan la acostumbrada diplomacia teatral. Dos pacíficos obispos se adelantan por cada bando, pero sus tonsuras son engañosas, pues las víboras son menos traicioneras. Las negociaciones pronto se convierten en una avinagrada disputa teológica. Los herejes intentan defender su fe, pero un paladín de la luz al mando de su tropa de caballería los rodea a traición y los lleva a su campamento. La intolerancia los

Los nobles sentimientos de las focas

Había una vez un pequeño pintor surrealista. La puerta de su casa era redonda, así demostraba que era una persona feliz. Ni siquiera conocía el significado de la palabra surrealista. Sus pinturas eran sentimientos. Sin pararse a pensar, decidía: "Hoy voy a pintar un día de otoño", y la gente que veía su concepción marrón-grisácea del otoño sentía un estremecimiento de tristeza y soledad. Pero un buen día incluyó en su exposición un cuadro azul que había pintado una foca a la que habían puesto una brocha en la boca, y lo tituló "El cielo". La gente que lo veía le decía que les hacía sentir muy bien ese estremecimiento de libertad y horizontes abiertos que plasmaba en el lienzo, sin sospechar que para la feliz mente de la foca eso azul no era otra cosa que un atún enorme y suculento. Entonces el pintor pensó: "Ni siquiera puedo llamarlos hipócritas de lo ignorantes que son. Yo soy el único que entiende lo que pinto". Vendió todos sus cuadros y el de la foca

Instantes de la vida del hombre gato. Cinco

S 6 Jl, 18:20 "If you believe in the light, its because of darkness. If you believe in love, its because of hate. And if you believe in god, its because of the devil."