Andarina, vienes tarde, ¡andarina, vienes tarde! Vestida de sol y orballo, traes oro y plata traes, a los fayeos de mayo.
¿Palmeras decís, señor don Quijote? No veo sino una ínsula reseca y sórdida, morada tan sólo de cabras y de lunáticos. Ciego está en verdad tu entendimiento, Sancho amigo.