Conciudadanos de la Isla Gilipollas, les habla el Cacique Mayor del Estado, en la que creo que será mi última intervención pública como tal. Como todos ustedes saben, nuestra patria está sufriendo una grave crisis revolucionaria, y debido a esta situación, me veo obligado a dimitir de todos mis cargos y proclamar la democracia. Espero que esto sirva para traer la paz que siempre he intentado mantener en nuestra bienamada Nación, y no instigue a un mayor caos civil. Les ruego que mantengan la calma, pues mi gobierno ha entablado negociaciones con los líderes de la Revolución para intentar encontrar una salida pacífica al conflicto. Desgraciadamente yo deberé abandonar el país, pues mi presencia aquí en estos momentos puede quizá aumentar las tensiones. Buenas noches.
Tormentas que se acercan. Solo los dioses ven las tormentas así, bellas, desde el aire, flotando entre las nubes. Se saturan los oídos entre el ruido crudo de la incertidumbre. Tan frágiles, tan efímeros que da lástima siquiera seguir adelante. Será el recuerdo del amor en la infancia lo que nos fuerza a tener instintos y sobrevivir aun cuando no queremos. Ingrávidas, mis lágrimas, reflejan los remordimientos como un espejo curvo e infinito. B.