Abrigarse. El frío es bueno, pero hay que tener en cuenta las fiestas del mañana. Abrir una cerveza. Salir a la terraza. Notar el olor a tierra húmeda, a verano. Ajustarse bien los auriculares y escuchar The dark side of the moon, de Pink Floyd. Mirar el eclipse. Conviene no pensar en nada ajeno al momento que no sea la música. Es aceptable un cierto grado de nostalgia. Después de todo, el próximo eclipse ocurrirá, si seguimos vivos, cuando tengamos 42 años. O 43.
Mientras tanto, Bowman y Poole, sentados sobre dos rocas en el mar de la tranquilidad, se beben unos daiquiris y observan el sol ponerse tras la tierra.
Mientras tanto, Bowman y Poole, sentados sobre dos rocas en el mar de la tranquilidad, se beben unos daiquiris y observan el sol ponerse tras la tierra.
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