Ir al contenido principal

La globalización y las cinco uvedobles

Tradicionalmente, el dónde y el cuándo ostentan la máxima importancia sobre todas las cosas, aunque en periodismo se prefieran cinco elementos. El dónde y el cuándo son fundamentales para situar el resto de las cosas y suelen definir parcial o totalmente al quién, al qué y a otros elementos fuera del establishment periodístico como el cómo. Ni que decir tiene que yo me adscribo a esta corriente de pensamiento, porque las cosas necesitan poseer las cuatro dimensiones para tener existencia y es altamente irritante desconocer las ubicaciones. De todas formas, yo, en calidad de quién, no soy nadie para opinar, porque el quién tampoco tiene mucha importancia en la vastedad del espacio y en la eternidad del tiempo.

Algo más de importancia tiene el qué, que puede perdurar durante varias generaciones de quiénes, y por último, el porqué es totalmente irrelevante, porque cuando uno empieza preguntando por qué siempre termina encontrando a Dios.

De cualquier modo, como al principio decía, ésta ha sido la jerarquía tradicional. La globalización (causada por la información y más en concreto por los periodistas) ha causado que el dónde haya perdido sus facultades de definir a otros elementos y que el cuándo sea ignorado. Por el contrario, los periodistas han exaltado al quién, actualmente el factor más importante, sin darse cuenta de su propia intrascendencia al no contar ni siquiera con dimensiones que les caractericen un poco (compárese la superficialidad compartida entre una anciana neoyorquina y un joven tokiota con las diferencias pintorescas de un ninja de la era Tokugawa y una anciana iroquesa de la isla de Manhattan).

Por suerte, a los grandes porqués se les presta ahora menos atención que nunca, aunque los pequeños permanecen en la misma situación a pesar de ser igual de irrelevantes. Y tampoco hay que olvidar que la globalización es un qué al fin y al cabo.

Así son las cosas y así se las hemos contado. Hasta mañana, corazones. (Qué sublime doblete de despedida, me comento a mí mismo).

Comentarios

Entradas populares de este blog

El método humanístico

En la antigua Grecia surgió de la nada la chispa de la creatividad, y, siguiendo el ejemplo de muchos otros, Teudonio de Samos escibió una comedia sobre las ovejas. Pronto obtuvo el reconocimiento de las clases pudientes de Tebas y Atenas (en Esparta no estaban para tonterías), y fue muy popular hasta que el fundamentalismo cristiano lo arrasó todo en el siglo II. Tiempo después, los árabes tradujeron una copia que encontraron en las ruinas de Alejandría, omitiendo los pasajes en que las ovejas iban esquiladas, y vio el sultán de Egipto que era gracioso y repartió copias por todo el califato. No se sabe muy bien cómo, pero una de estas copias terminó traducida al castellano en San Millán de la Cogolla por un monje que tenía sus propias ideas en cuanto al amor entre ovejas de la misma condición ovejuna, y otra por un judío de Toledo que sabía un poco de árabe. Un pastor de Berchtesgaden se rió mucho un día leyéndolas y se llevó a Baviera una copia en arameo cuando volvió de las Cru...
Solo un silencio! Todo tan oscuro que ya no hay ni el brillo de los ojos. No hay reflejo en los espejos. Tampoco sonrisas en la cara de las sombras... Todo tan oscuro... ¡no se si tengo alma por que no lo veo! Siento la sangre que las sombras escupen sobre mi cara, pero no se nunca por donde viene... vendido a lo que no es destino. ¿Vivir a la deriva? no... tanto...  no tengo barca con la que navegar...  Tampoco se nadar en estas aguas turbias, sucias y llenas de cieno. Andar por donde no se camina... no se caminar por encima del agua. No soy un dios... soy un simple y triste desperdicio de ser humano. Ja! recuerdo las rocas que caian del cielo, no era sielo sino hiel con puntas afiladas. Retorcido de dolor  sin poder respirar. Tirado en el suelo mordiendo el polvo... que importa ser nada cuando la nada acecha. Que Importa ser nada cuando la nada acecha... y acecha de cerca. Los nervios te comen por dentro y donde habia mariposas hoy hay angustia, dolor y serpi...

Costumbres

Tormentas que se acercan. Solo los dioses ven las tormentas así, bellas, desde el aire, flotando entre las nubes. Se saturan los oídos entre el ruido crudo de la incertidumbre. Tan frágiles, tan efímeros que da lástima siquiera seguir adelante. Será el recuerdo del amor en la infancia lo que nos fuerza a tener instintos y sobrevivir aun cuando no queremos. Ingrávidas, mis lágrimas, reflejan los remordimientos como un espejo curvo e infinito. B.