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bocanadas de hiel

Solo un silencio! Todo tan oscuro que ya no hay ni el brillo de los ojos. No hay reflejo en los espejos. Tampoco sonrisas en la cara de las sombras...

Todo tan oscuro... ¡no se si tengo alma por que no lo veo!
Siento la sangre que las sombras escupen sobre mi cara, pero no se nunca por donde viene... vendido a lo que no es destino.

¿Vivir a la deriva? no... tanto...  no tengo barca con la que navegar...  Tampoco se nadar en estas aguas turbias, sucias y llenas de cieno.

Andar por donde no se camina... no se caminar por encima del agua. No soy un dios... soy un simple y triste desperdicio de ser humano.
Ja! recuerdo las rocas que caían del cielo, no era sino hiel con puntas afiladas.
Retorcido de dolor  sin poder respirar. Tirado en el suelo mordiendo el polvo... que importa ser nada cuando la nada acecha.

Que Importa ser nada cuando la nada acecha... y acecha de cerca. Los nervios te comen por dentro y donde había mariposas hoy hay angustia, dolor y serpientes que se revuelven a cada segundo.
Ya nada! se acaba y llega el fin del mundo. Las mariposas ebrias acabaron en el estomago de las serpientes que se odian a si mismas y arrastran toda esa suciedad hasta lo más hondo del alma... Pero ¿qué alma si no se ve con esta oscuridad?

Agh! solo escucho las voces de las canciones que me martirizan cuando surcan las agrietadas y negras ideas de mi mente.
Y solo, solo escucho esas voces cubriendo mis recuerdos que gritan y gritan. Formas estúpidas de crear cárceles a los recuerdos. No se puede cubrir con cal a un recuerdo solo se les puede poner una sordina... pero las trompetas de la desidia no cortan el viento que es, a pesar de todo, inescrutable en su camino... a bandadas como los pájaros que cuando los miras... no te sonríen nunca.

Y es que parece que como si Robe me dijese que es verdad, que la vida sin drogas ni alcohol no está muy bien, que hay que morir por dentro para renacer como un superviviente de uno mismo. Dejo de ser quien soy. Me muero por dentro poco a poco pero a pasos agitados. Y el estómago se retuerce, duele y mata. El estómago llora desconsolado… no hay nada que le pueda hacer cortar los ríos de llantos.
La imaginación que te cautiva, te malversa las ideas, te hace sobre volar el infierno una y otra vez… una y otra vez… y una y otra vez… se regocija en las ideas malditas que tanto hacen sufrir. Te come como un tronco seco se consume debajo del caldero.
Nada que cambiar… todo listo para poder acabar… y cuando llega el final, vuelta a empezar. Todo oscuro SIEMPRE. Que locura… no hay manera de vivir con tanta oscuridad… no hay salida pues la luz que salva… en vez de salvar me cegará, me aniquilara. No la comprenderé.
No hay senderos por los que discurrir porque no hay senderos. Todo es una gran ladera llena de cardos.
Ayer intenté caminar con bastones, pero al cogerlos, estaban al rojo vivo. Hoy me llené las manos de sal y las llagas gritaban y gritaban. Yo solo sentía mi propio odio. El dolor que me merezco, el dolor que necesario, por lo menos mata.
Si hay sol por las mañanas yo no lo veo. me oculto de la verdad he intento mentirme a mi mismo, intento cambiar la verdad por una infesta e insana realidad, donde todo pasa más rápido y rápido hasta que pueda por fin morir ahogado en alcohol.
Las heridas que cierran, las rasgo lentamente una y otra vez con el mismo cuchillo con el que un día se abrieron.
ah! las lagrimas saltan a mi control cuando el estómago me mata… los nervios me pueden y yo no puedo respirar. cuanta tristeza en tan poco espacio. Cuanta miseria en algo tan triste. Cuanto dolor en un corazón oxidado. casi muerto. Cuanto amor arrasado, enclaustrado y asesinado.
Me asesino cada día, hora minuto y segundo pero no hay manera… mi mente no para… se pierde entre ideas que infectan mi mente. Cada vez que lo intento es incluso peor, cada vez… más dolor. ¿Cómo lidiar con lo que no se puede abarcar?

Nunca consigo hundirme pero el agua está  a la altura de mis ojos… más agua por favor!!… acabemos con esto de una vez. Acabemos con un sufrimiento innecesario porque total… quién le iba a importar…

no se acaba el fuego psique solo vierte gasolina sobre mí y arderé, como siempre una y otra vez… una y otra vez… y una y otra vez

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Periferias personales

Aún encallado en el mismo recoveco del mismo río, tras tantos años. Con las mismas personas, los mismos tratos, las mismas apariencias. El mismo conjunto de objetos inamovibles, relacionados de igual forma. Un flujo de tiempo interrumpido, estancado y en eterna podredumbre.

Una segunda parte de las muchas posibles

Insectos verdes oliendo el aire con sus antenas; maniquíes de plástico derritiéndose al sol, deformados; carracas moribundas intentando mantener una cadencia respetable; ecuaciones de segundo grado, circuitería, ácido y cobre; plagios repetitivos bienintencionados y exitosos; canciones lentas para una noche de verano; papel amarillento envejecido, con holor a flan en polvo Royal; desorden, suciedad, caos, falta de organización; soledad, angustia, impermutabilidad; jaquecas, sed, aburrimiento; un intento de repesca sabiamente abortado; demasiadas letras en un único párrafo; una voz desconocida desliendo melodías de un aro de goma; combustión interna espontánea; el invariable ruido de un ascensor que llega a su destino.