¿Margarita? ¿Eres tú, Margarita? Respóndeme, respóndeme, la impaciencia me agita.
¿Palmeras decís, señor don Quijote? No veo sino una ínsula reseca y sórdida, morada tan sólo de cabras y de lunáticos. Ciego está en verdad tu entendimiento, Sancho amigo.
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