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La metaintrascendencia de un menú del día

Hoy he comido gazpacho, y al hacerlo, he visualizado a todas las personas del mundo que estaban comiendo gazpacho a la vez que yo. Algunos subían y bajaban la cuchara al mismo tiempo, otros no. Luego me desincronizaba de algunos y coincidia con otros, porque los ritmos eran todos distintos. Había gazpachos con tropezones y gazpachos sin ellos. Y éramos miles: viejos desdentados sorbiéndolo lentamente, familias enteras con el telediario de fondo, camioneros solos en restaurantes. Todos iguales.
Luego he comido lenguado, y he recordado cuando mi abuela lo iba a comprar a la furgoneta del pescadero en su pueblo y me lo hacía para cenar. Lo traía envuelto en un cucurucho de cartón y lo freía en la cocina vieja. El lenguado que me estaba comiendo en ese momento no se parecía en nada a aquél.
Y luego he bebido un zumo de naranja y no me ha producido ninguna sensación en absoluto.

Comentarios

Tyhwer ha dicho que…
Deberías haberle añadido vodka.
Anónimo ha dicho que…
confucio dice:
no hay verdad mas absoluta que un zumo de naranja con vodka y una buena puta.

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