Ir al contenido principal

auga

La gente del pueblo tiene miedo. Como cada día el sol cae y los cerrojos de cada casa se cierran casi al unísono. Ni una sola voz. Silencio; tan solo el aullar del viento entre los árboles. Los animales no se atreven a merodear por el bosque. De pronto ni si quiera el sonido del viento. Todo quietud. Lo único que cada uno puede escuchar es su propia respiración entre cortada y el latir del corazón.

El Ruido como ellos lo llaman, les hace estremecerse. Como el crujir de un iceberg o como si millones de hachas golpeasen a la vez una gran plancha de hielo, el Ruido golpea con furia como un gran soplo de viento; tan atronador que los niños durante milésimas de segundo mantienen sus manos apretadas contra los oídos, como si eso fuera a aliviarles el dolor puntiagudo que les causa.

De nuevo el silencio.

Las praderas, el bosque y las charcas han quedado completamente congeladas y de súbito comienzan a quebrarse como pequeñas astillas de hielo. Todos absortos como cada noche mirando la gran charca, que con un rugido repentino se divide en millones de trozos de hielo.

Uno de los niños toca el cristal de la ventana y queda instantáneamente congelado.

Exhalando, como quien exhala una bocanada de aire en pleno invierno ártico, cae y se transforma en pequeñísimas partículas de hielo,  repartidas por el suelo de la estancia ante la atónita mirada de su familia.

Comentarios

Ginkarasu ha dicho que…
Qué bonito

Entradas populares de este blog

El método humanístico

En la antigua Grecia surgió de la nada la chispa de la creatividad, y, siguiendo el ejemplo de muchos otros, Teudonio de Samos escibió una comedia sobre las ovejas. Pronto obtuvo el reconocimiento de las clases pudientes de Tebas y Atenas (en Esparta no estaban para tonterías), y fue muy popular hasta que el fundamentalismo cristiano lo arrasó todo en el siglo II. Tiempo después, los árabes tradujeron una copia que encontraron en las ruinas de Alejandría, omitiendo los pasajes en que las ovejas iban esquiladas, y vio el sultán de Egipto que era gracioso y repartió copias por todo el califato. No se sabe muy bien cómo, pero una de estas copias terminó traducida al castellano en San Millán de la Cogolla por un monje que tenía sus propias ideas en cuanto al amor entre ovejas de la misma condición ovejuna, y otra por un judío de Toledo que sabía un poco de árabe. Un pastor de Berchtesgaden se rió mucho un día leyéndolas y se llevó a Baviera una copia en arameo cuando volvió de las Cru...
Solo un silencio! Todo tan oscuro que ya no hay ni el brillo de los ojos. No hay reflejo en los espejos. Tampoco sonrisas en la cara de las sombras... Todo tan oscuro... ¡no se si tengo alma por que no lo veo! Siento la sangre que las sombras escupen sobre mi cara, pero no se nunca por donde viene... vendido a lo que no es destino. ¿Vivir a la deriva? no... tanto...  no tengo barca con la que navegar...  Tampoco se nadar en estas aguas turbias, sucias y llenas de cieno. Andar por donde no se camina... no se caminar por encima del agua. No soy un dios... soy un simple y triste desperdicio de ser humano. Ja! recuerdo las rocas que caian del cielo, no era sielo sino hiel con puntas afiladas. Retorcido de dolor  sin poder respirar. Tirado en el suelo mordiendo el polvo... que importa ser nada cuando la nada acecha. Que Importa ser nada cuando la nada acecha... y acecha de cerca. Los nervios te comen por dentro y donde habia mariposas hoy hay angustia, dolor y serpi...

Costumbres

Tormentas que se acercan. Solo los dioses ven las tormentas así, bellas, desde el aire, flotando entre las nubes. Se saturan los oídos entre el ruido crudo de la incertidumbre. Tan frágiles, tan efímeros que da lástima siquiera seguir adelante. Será el recuerdo del amor en la infancia lo que nos fuerza a tener instintos y sobrevivir aun cuando no queremos. Ingrávidas, mis lágrimas, reflejan los remordimientos como un espejo curvo e infinito. B.