Y dijo el profeta Enigmátides: "Llegará un día en que las cuatro gaitas de la muerte se levantarán de los océanos, y los oídos de aquellos que despreciaron la música celta conocerán la agonía de la estridencia y sus cabezas estallarán. Y llegará un día en que el alma carbonizada de los topos desenterrará su hacha sanguinaria y talará las piernas de los hombres y prenderá fuego a sus camas. Y llegará un día en que los falsos ateos arderán en el infierno de los supersticiosos. Y llegará un día en que los afrancesados serán guillotinados por una horda de pâlètés sin parfum, cuyos rostros cejijuntos espeluznarán a la luz de la ilustración y la civilización".
¿Palmeras decís, señor don Quijote? No veo sino una ínsula reseca y sórdida, morada tan sólo de cabras y de lunáticos. Ciego está en verdad tu entendimiento, Sancho amigo.
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