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El ritual

Aquella noche de luna llena se reunió una gran multitud en la explanada de Azathoth. Encapuchados y portando velas, todos los maestros, pedagogos y psicólogos del país se habían reunido para presenciar el acontecimiento cíclico que los perpetuaba. Para evitar reconocerse entre ellos, todos llevaban máscaras, y sus túnicas eran todas iguales, del color negro propio de la Orden.
Un oscuro rumor comenzó a dejarse escuchar, y pronto se convirtió en un estridente cántico cuyas palabras eran irreconocibles para quien no estuviera iniciado. La melodía siguió aumentando de volumen durante unos minutos, hasta que estalló en histeria con la subida de un personaje al altar, el enviado de Satanás.
En ese instante, los máximos abanderados de la Orden comenzaron a desfilar alrededor de la multitud por orden de dignidad: los rectores de las universidades llevaban los estandartes de las provincias y los directores de instituto y colegios se arremolinaban detrás de ellos. Al pasar por delante del enviado lo saludaban y aclamaban.
Cuando todos ellos hubieron ocupado sus puestos, los representantes del cónclave de profesores de religión comenzaron a torturar y asesinar a unos pocos que se habían mantenido infieles a la Orden desde la última sesión. La escena fue dantesca y mostró las más refinadas técnicas del sufrimiento. Tras los más horribles ensañamientos, los restos sangrientos de los desventurados fueron arrojados a la turba, que los devoró entre ansias y disputas.
No obstante, el enviado de Satanás se impuso y ordenó silencio. Sólo se escuchaba a Petula Clark de fondo. En ese momento, otro personaje que se había mantenido cercano al altar se arrodilló ante él, y dos profesores de rango menor le trajeron un niño de unos tres años (cada vez eran más pequeños) vestido con una túnica blanca entre los bramidos de los congregados. Estaba tan asustado que no podía llorar y se había hecho pis encima. Lo colocaron sobre el altar y, con un cuchillo, el enviado de Satanás le arrancó el corazón y se lo dio al personaje arrodillado a sus pies para que lo comiese.
Había sido instituido en el cargo el nuevo ministro de Educación.

Comentarios

campi ha dicho que…
Dios santo. ¿Deberíamos haber estado allí?
increible y genial... lo mejor del dia sin duda.
Anónimo ha dicho que…
glorioso. aunque yo hubiera dicho nina simone.

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Insectos verdes oliendo el aire con sus antenas; maniquíes de plástico derritiéndose al sol, deformados; carracas moribundas intentando mantener una cadencia respetable; ecuaciones de segundo grado, circuitería, ácido y cobre; plagios repetitivos bienintencionados y exitosos; canciones lentas para una noche de verano; papel amarillento envejecido, con holor a flan en polvo Royal; desorden, suciedad, caos, falta de organización; soledad, angustia, impermutabilidad; jaquecas, sed, aburrimiento; un intento de repesca sabiamente abortado; demasiadas letras en un único párrafo; una voz desconocida desliendo melodías de un aro de goma; combustión interna espontánea; el invariable ruido de un ascensor que llega a su destino.