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Cast a shadow!

El póster estaba colgado boca abajo en la pared. Era uno de ésos posters dibujados a mano, de película antigua, al estilo de los títulos de crédito de Saul Bass. Estaba enmarcado entre dos cristales, con cuatro pinzas de metal en cada uno de los bordes. La alfombra del techo tenía una mancha morada, de la forma y el tamaño de la mano de un bebé. Como si un recién nacido hubiese puesto su manita sobre una esponja de tinta mientras gateaba. Como si hubiese matasellado el sobre de la realidad, acto previo a su envío a algún lugar lejano, o inexistente, o ambas cosas a la vez. Y en una esquinita, entre la moqueta y el gotelé, una mosca se retorcía atrapada en una telaraña pegajosa y gris.

El caso es que allí, bajo toda esa imaginería, yacía una persona muerta. Apartando los insectos de su alrededor, el fotógrafo sacó su vieja cámara. Cargó el carrete de blanco y negro con cuidado, y acopló el flash. Estudió el encuadre, y disparó. El relámpago azul de luz nació ya muerto, y muerto permaneció con una sola excepción.
El ruido mecánico saturó el aire seco de la habitacíón.

"...and nothing was ever heard. Except for the sound... of..."


[Continuará, quizás]


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