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El coloquio de los simples

- Vayamos. Eso, vayamos.
- ¿Qué quieres decir?
- A ti que te importa. Estaba hablando con mi cerebro en la estructura profunda.
- ¿Te crees surrealista?
- Yes, it is.
- Me gustaría que me presentases a tu cerebro, parece un conjunto de moléculas muy feliz y gelatinoso.
- Ahora no puedo, está bailando una muñeira. De todas formas, no sé por qué le llamas conjunto de moléculas. ¿Qué te crees que eres tú?
- Eres un paleto de pueblo. Soy polvo de estrellas convertido en perfección.
- Pues yo soy un gilipollas de las estrellas, como el hombre que saltaba con su vaca por encima de la luna. Y me da la sensación que tú eres un afrancesado.
- ¿Se puede saber qué estáis diciendo vosotros dos?
- ¿Y tú quién eres, imbécil, que osas interrumpir a mi cerebro?
- Soy la vaca que saltaba por encima de la luna. Exijo que retires la injuria de que soy una gilipollas de las estrellas, soy una gilipollas de la luna.
- Vaya panda de besugos, esto parece la ría de Muros, ¿es que nadie se ha parado a pensar en la muerte?
- No me acuerdo, puede. Cerebro, ¿tú te acuerdas si nos hemos muerto alguna vez?
- Hmm
- Lo siento, es que se nos olvida todo, y además, vivimos en un supermercado. Es muy triste que se nos olviden las cosas, ¿verdad, señora vaca?
- Sí, yo ya no me acuerdo del propósito de mi existencia.
- Entonces, ¿por qué seguir con el diálogo?

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