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- e di pensier

Caminaba sobre el plano de la pared, por el suave filo de la estantería de madera. Pensaba en el nombre del juego mientras deslizaba el pulgar desnudo de su pie izquierdo sobre el lomo de los libros, unos libros antiguos que nunca nadie se molestó en leer.

Se despidió del azul del cielo. Se imaginó que volaba allá en lo alto, entre las nubes, respirando aire de cobalto ultracongeado. Y entonces, una dentellada cruel le devolvió a la realidad. Instintivamente apartó la pierna, y vió que de su pie colgaba uno de los libros. Los dientecillos afilados y sangrientos de una Biblia permanecían hincados en su carne. Pateó instintivamente el aire hasta que el tomo se desprendió, llevándose con él como trofeo una porción rojiza de su piel.

Con sus enormes ojos grises contempló como el libro caía en perfecta línea recta hacia la pared de su izquierda, o lo que es lo mismo, hacia el suelo de los mortales. Se fue acercando a las baldosas lentamente, como unos zapatos de cemento que se hunden en el mar. Y, en el momento exacto en que aterrizó...

"...el sonido de un trueno llenó el aire." El suelo se quebró, y cientos de cristales de cerámica volaron hacia sus ojos grises.



No los cerró.

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